UNO DE LOS TANTOS 18

Con diez años a cuestas, desperte en una habitación oscura y el ruido de los bombos me indico donde estaba. Segura y feliz, me asomé por la ventana, afuera la luz lo inundaba todo, lo primero que vi fue un coderito con sus orejas debidamente floreadas, entonces supe, que era 18 de julio. me puse un chaleco y salí. papá y mamá desayunando, mucha gente deambulando. fui al patio...paso el tiempo, mi papá se levanto, tomó un cuchillo y un acha pequeña de mango gris...todo listo, saco el gancho. se fue directo al pimiento que estaba en el centro del patio y que tenia una signular mesa que rodeaba el tronco, yo detrás de él. se le amarro las patas al animal, lo subieron sobre la mesa lo acariciaron para que se tranquilizará y lo sacrificaron, yo eufórica corria a la cocina a buscar la fuente...luego de vuelta a la cocina con la fuente llena....mi mamá preparaba el acompañamiento. sin perder un minuto volvía hasta el patio para no perder detalle de la faena. luego de la cabeza, el cuero, las entrañas y por cierto separar lo que servía. esto tamaba un par de horas. cuando el sol comenzaba a picar fuerte, el animal ya reposaba colgado desde el árbol...esta era la señal...era Tirana, comenzaba la despedida y correspondía el asado, fiesta familiar.
ya de noche, y con frio todos los que habiamos participado (eso sentía yo por lo menos) nos cambiabamos y esperabamos el inicio de la reunión.
el ruido de los bombos umentaba, el olor a leña se unia al color y música ensordesedora y la parilla tomaba su lugar de honor, carbón, mucho carbón, por cierto de la zona...en la cocina, el ajo, oregano y vinagre eran los dueños, todo revuelto en una gran fuente con un "atao'" de perejil amarrado....
había que despedirse hasta el año próximo si la China así lo decidía...afortunadamente...hoy aunque sin árbol y sin sacrificio seguimos estando en el mismo sitio, todos y más cada 18 de julio.