EL MORRO: LA VERDADERA HISTORIA

Compañeros todos:

Ya se ha cumplido una década de aquella legendaria noche morrina, aquella de los mejores tequilazos que algún final de verano tuvo. Esa noche también reímos mucho y nuestro amado himno sonó como pocas veces se podría volver a escuchar (versión López) - Esta última parte me la contaron.

Pero bueno, lo que me corresponde como deber moral es contarles a ustedes en qué estaba yo cuando ustedes se emocionaban con López.

Para no dilatar la cosa... nos quedamos con la Carrión unos metros más atrás del grupo, distancia que aumentaba conforme nos acercábamos a Souper. Para qué engrupir, la verdad es que durante los tequilazos conversamos bastante, nunca lo habíamos hecho tan extendidamente. También hubo miradillas y un inquietante coqueteo de la compañera, que recuerdo estaba radiante.

Llegamos a Remodelación y el grupo- cual guerrilla- ya se había escabullido en busca de un buen refugio para el copete. Entonces sólo quedaban dos caminos: la primera, seguir caminando en línea recta hasta divisarlos (pura lógica) y la segunda, proponer un camino alternativo por entremedio de los departamentos para asegurarme de NO volver a encontrarme con ustedes. Favorablemente a mi aventuranza mi moción fue aceptada por la Carrión. Me refiero a la alternativa, sin conocer mis fundamentos. Caminamos entonces lentamente hacia los blocks que están más cercanos a la playa en donde había una especie de jardinera de cemento y uno que otro arbolito que lograba filtrar la delatante luz salmón del poste más cercano, perdón, del palo poste más cercano. Sentados allí conversamos de cómo estábamos por esos días, percatándome, por los antecedentes aportados, que claramente Carrión venía saliendo de "una" (textual: "los weones valen callampa") ¿sheré yo sheñor? replicaba en mi cabeza. Bueno, yo también venía saliendo de un bajón de los wenos.

Esa noche hubo luna llena ¿lo recuerdan? y el histórico faro de la isla Serrano estaba funcionando, era como un reloj de luz que pausadamente nos marcaba el paso de la noche. CONVERSAMOS toda la noche, no tendría porqué mentirles a los incrédulos. Cuando vimos que el cielo comenzó a celestear tras los cerros Carrión dijo "me van a matar", con voz de "yo nunca he llegado tarde". Mi mente respondió: ...¿yyyyyya? (con entonación ascendente). Entonces comenzamos a caminar hasta Souper para tomar un colectivo, a esas alturas la Carrión ya me había preguntado cerca de 34 veces "¿y dónde se habrán metido los niños? - pregunta que nunca entendí, puesto que nunca se le notó que quisiera al menos buscarlos.

Llegamos a su casa y seguíamos conversando en la reja, hasta que le pregunto: ¿quién es un caballero canoso medio pelao (yo no lo era en ese tiempo) con bigotes de brocha y camiseta de abuelito que está asomado detrás tuyo por la ventana? Carrión responde ¡¡chucha, es mi papá!!

CONTINUARÁ...