A los 31 años Gerardo Poblete dejo de existir, su muerte talvez sea una analogía del destino, los hechos tienen una cierta similitud con lo sucedido hace 2007 años atrás en un lugar llamado Jerusalén.
Como el Cristo histórico Gerardo fue entregado a sus captores sin que este supiera porque lo estaban arrestando, conducido por la ciudad por los esbirros del que posee por un momento fugaz el poder. Como si fuera un vía crucis, la última vez que vera el sol, la última vez que escuchara las olas del mar, la última vez que escuchara el graznar de las gaviotas en su vuelo efímero, la última vez que recorrerá las calles de este puerto hermoso.
Al llegar al lugar donde lo esperaba la muerta disfrazada de verde, de orden, de ley. Lo esperaba la flagelación, el padecimiento provocado por el captor a su víctima, encontrándose talvez amarrado, indefenso, solo. Para romper el esternón de un hombre adulto, se necesita mucha fuerza o un golpe con algún elemento contundente. Se podía sentir el éxtasis que provocaba en sus captores cada golpe que se alojaba en su cuerpo, la respiración agitada, la sudoración mezclada con la sangre en el cuerpo, la pasión.
Dicen que las últimas palabras mientras lo torturaban fueron :
"Padre perdónalos porque no saben lo que hacen".
2 comentarios:
La ex Plaza Brasil, que por esas coincidencias era conocida como la "Plaza de los Pacos", ahora se lleva su nombre...
Yo conocí la historia del cura Poblete desde muy niño por comentarios que se hacían en mi casa por lo injusto de su detención y posterior muerte, pero cuando vine de vuelta a Iquique y conocí a amigos ex salecianos, logré entender y dimensionar la figura personal del cura, quien era por sobre todas sus virtudes, un gran hombre, extraordinariamente compromometido desde una visión pastoral, tanto así que gente de diversas tendencias lo recuerda con un gran cariño y devoción. (tomando en cuenta que su recuerdo sólo ha sido sostenido por las personas que lo conocieron, incluso hubo tiempos en que su propia orden prefirió no hablar de él para evitarse problemas)
En esta ciudad, tan golpeda desde siempre por las represiones o actos de guerra, el fallo que hace justicia a la muerte del padre Poblete será siempre una buena noticia, será siempre una buena nueva que nos venga a sanar un poco y una esperanza de un buen descanso para los que aún no les llega la justicia.
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