1 de septiembre de 2006

Capítulo I

Digamos que guardaremos reserva de identidades reales y ocuparemos ficticios. Ustedes le ponen nombre a la historia, hagan como que leen un algo..., un cuento. La estoy transcribiendo igual como la escribí en el avión de Iquique a Santiago, igual como la continué en el sillón de mi casa. La historia quiere ponerse menos melancólica y acercarse a lo divertido (tendrá pasajes), pero al parecer forzosamente tendrá que terminar en drama. Eso sí, lamento informarles que en el transcurso de su creación, la obra se conformó en seis mini capítulos y este es el primero...

María Carlota, (me encanta ese nombre), estaba de vacaciones, bueno algo así como vacaciones, la realidad es que tenia unos días para olvidarse del frío, del trabajo, del stress general del año, del entorno y buscar otro aire, otros cielos, otros paisajes, otras personas, este era su “autocuidado”; Ella además quería rescatar algunos afectos y partió de viaje con sólo ganas, como siempre, y su maleta. Llegó al lugar en que vivía antes, da lo mismo cuando; paradisíaco el lugar, confuso algunos veces y perturbador otras, pero paradisíaco finalmente. La esparaba su amigo Fausto quien la llevaría donde su amiga Catalina; en el viaje hacia la casa de ella miraba el paisaje... todo la inundaba; el mar toma posesión de todo, como en algún minuto la tierra le perteneció, así entra en uno cuando lo tienes cerca. A María Carlota le encantaba el mar y se acordaba, mientras lo miraba, de todas las veces que fue a él a buscar silencio, a buscar calor, a buscar consuelo. Cuando el pasado y el presente se conjugan en el mismo lugar es tan fácil mirar alrededor y no ver nada; cuando vuelves al lugar de tus vivencias lo ves todo o casi todo, eso le pasaba a María Carlota. Muchas veces volvía con temor.
Llegó temprano a la casa de su amiga Catalina y ahí estaba, pequeñito, pero inmenso, un angelito maravilloso... la facilidad que los niños tienen de apretarle a uno el corazón es simplemente así. Tomás, entro en sintonía con su tía, rápidamente se miraron, se rieron, se quisieron, fue como el amor a primera vista, si es que existe. Los dos esperaron a Catalina, quien venía de hacer clases; ella es profesora desde hace algunos años y hoy reparte su tiempo entre su gran nuevo amor y la Historia. Ver a Catalina de madre era impactante, eso pensaba María Carlota, no era porque creyera que su amiga jamás podría ser madre, sucedía que al igual que con su madre, al igual que con su hermana, en fin con otras amigas y otras mujeres, se podruce en ese momento una fuerte conexión. Compartir la experiencia de ser madre es único, es un espacio común privilegiado, que entre personas que afectivamente tienen ese vinculo produce una sensación de empatía absoluta. Situaciones comunes, preguntas idénticas, sufrimientos, dolores y alegrías similares, todo en su conjunto, aprendizaje maravilloso. Que bueno era poder compartir con ambos, estar ahí sin duda era un privilegio. Era un privilegio también ver que la sonrisa de Catalina era radiante y que sus ojos brillaban como nunca. Su casa era el ambiente ideal.

Faltaba un personaje en la historia.

Más tarde llegaría Pablo, que hombre más divertido. Pablo es una caricatura andante, por lo tanto le otorgaba el lado blanco a la casa, la energía positiva (no es que el resto tuviese energía negativa); Pablo tiene la facilidad para reirse de sí mismo y del resto constantemente y graciosamente. También tiene la facilidad de complejizar lo más sencillo, pero eso es harina de otro costal, finalmente es el arlequín de la casa.

Y asi, Ambiente Ideal, María Carlota empezaba sus días, era el momento para descansar...

2 comentarios:

MaUrO dijo...

Esto promete...espero los capitulos sucesivos para comentar más a fondo. Me interesa saber, sobre todo, el destino de Fausto...personaje, eh!?

Enrique dijo...

vamos, vamos que esto promete

Me acordé de todos cuando la escuché

Cuatro abuelos, cuatro vientos, cuatro caras, cuatro esquinas, cuatro amigos... 4 esquinas Nano Stern 4 esquinas tiene el mundo 4 abuelos te...