Mimo

El mimo nos espera justo en la esquina del semáforo al salir de clases. Nos ve, se mira la muñeca imaginando un reloj, se toca la cara sorprendido como dándose cuenta de la hora y se saca el sombrero saludándonos como haciendo reverencia, se da cuenta que el semáforo está en verde y hace parar los autos de uno en uno. Algunos conductores no le hacen caso, otros se ríen, él se da media vuelta en el mismo lugar y se deja caer al piso, levanta un pierna y la baja. levanta la otra y la hace tiritar. Se levanta y cambia el semáforo, se acerca a la esquina en la que estamos, nos toma de las manos y respira profundo para inflar su pecho, mueve las cejas como diciendo que es un gigoló, y a cada una le regala una flor imaginaria, le damos un beso en la mejilla, nos presenta a los conductores que se contagian de magia, nos besa la mano y nos despide nuevamente con una reverencia.