1 de junio de 2007

Procastinación: dejar para mañana

El hábito de postergar es un síntoma de estos días: desde fumadores que viven dejando de fumar hasta estudiantes que preparan un examen eternamente. Cómo pasar de la inacción a la dinámica.

Algunos se preguntarán por qué dejar para mañana lo que se puede hacer hoy, mientras otros encontrarán mil respuestas posibles y seguirán adelante con paso seguro. Se trata de procastinadores (o procRastinadores), personas que pueden demorar la acción hasta el cansancio. “Es la actitud de postergar, diferir, aplazar. El agobio en que suele vivir el individuo contemporáneo lo lleva necesariamente a procastinar”, explica Roxana Kreimer, filósofa y coordinadora del taller “La procastinación: el hábito de posponer” en el Centro de Investigación y Práctica Filosófica. Y, aunque no siempre es un mal hábito –desde el momento que ayuda a priorizar actividades y quizá planificar mejor–, lo cierto es puede convertirse en una duda eterna.

Joseph Ferrari, profesor de psicología en la Universidad de DePaul, en Chicago, asegura que el 20% de los adultos se identifica como indecisos crónicos. Desde más acá, Kreimer confiesa que cerca de 200 personas entre hombres y mujeres se reúnen semanalmente en los talleres para superar estos círculos viciosos. Ella asegura que “los argentinos tenemos una relación compleja con el sentido del deber”.

La psicóloga española residente en Argentina, Ana Blesa, tiene una mirada menos considerada con quienes dilatan las situaciones: “Se dividen en dos grupos: los compulsivos como yo, y la mayoría: los que quieren cosas pero las postergan y se quedan en la queja”. Mientras se acomoda en un sillón al ras del piso, dispara: “La queja es muy adolescente porque lo que caracteriza al adulto es el compromiso y la persona que posterga y posterga, no se compromete con nada”.

Para Willian Knaus, profesor y responsable del Departamento de Ciencias de Evaluación de la Salud de la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia (y ex asesor de Bill Clinton en temas de salud), propuso un modelo para entender y explicar cómo funcionan estas conductas. En sus libros, este especialista asegura que la autoduda y la baja tolerancia a la tensión, son los pilares de la eterna postergación. Cabe aclarar: autoduda es la escasa confianza en arribar a buen puerto. Desde la Universidad de Berkeley, Jane Burka y Lenora Yuan también se ocuparon de desentrañar el misterio de la inacción y no ven las cosas tan negras. Burka plantea que “estas personas no son vagas, sino que temen al fracaso , al éxito o a ser controlados. Y preparan infinitas excusas para luego explicar por qué el proyecto no les salió tan bien como les pudo haber salido”.

De vuelta en Buenos Aires, Kreimer describe: al principio, la persona (procastinador/a) no se preocupa demasiado porque cree que sí hará aquello que viene postergando. Pasado el tiempo, se enciende una luz de alerta y allí comienza la ansiedad. El paso siguiente es mentirse con un “todavía tengo tiempo” y luego se desespera. Ahí se aplican las frases típicas a saber: “El 1 de enero dejo de fumar”, “El lunes empiezo la dieta”, “En marzo rindo el final”, “Con la próxima me divorcio”, etcétera. “Tengo pacientes que dicen ‘Mi esposo me engaña’ o ‘Mi amante me trata mal’ y vienen acá a quejarse. Yo les digo: ‘quejarse está bueno, pero la solución es separarse’. Entiendo que no es fácil ser esposa, ser estudiante, pero hay que avanzar”, cuenta Blesa.

Más allá de la queja de cabecera, los especialistas identifican dos tipos de procastinación: la que afecta a cuestiones cotidianas y la que afecta a los objetivos y proyectos fundamentales de la propia vida. “Para combatir este problema resulta útil familiarizarse con la propia forma de procastinar. ¿En qué ocasiones de procastina? ¿Cuáles son las propias formas más usuales de distracción? ¿Qué excusas se utilizan con mayor frecuencia?”, plantea Kreimer.

Los procastinadores tienen una fuerte dificultad para concentrarse y suelen sentir miedo o ansiedad al verse sobrepasados por la tarea. “Suele ser útil preguntarse: ‘si se dejara de procastinar, ¿qué situaciones enfrentaría?’”, recomienda la filósofa. Mientras eligen resolver todo más adelante, lo ideal es romper con el círculo de autoduda. Blesa agrega: “Dar el primer paso suele disminuir notablemente la ansiedad. A veces, se procastina porque se cree que algunas cosas llevarán más tiempo del que llevan en realidad”.

Que fuerte!... mañana mismo dejo de fumar....yaaaaaaaaaaah!
Tamos vivitos... empecemos a ponernos al día y no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. De hecho este post debería haberlo escrito ayer, ja!

Fuente: El Clarín

3 comentarios:

xasco dijo...

Pasa lo mismo con los momentos especiales que esperamos que lleguen para decir, hacer o entregar cosas de importancia, siendo que los momentos especiales no llegan, se crean...

Aunque muchas veces, prefiera evitar la fatiga, como dice jaimito el cartero.

Leíste bien??? hay que hacer las cosas ahora, por eso me comí el chocolate que dejaste en el refrigerador solito, ahí muerto de frio, me dio tanta pena cuando lo vi que lo abrigué con mi boca, para que no le pasara lo que le pasó a tu mermelada de no se que, que te mandaron del sur y que por guardarla ahora tiene una peluca punk fosforescente.

MaUrO dijo...

Ja!
Sabía que por ahí venia el comentario...así es poh!
Hace tanto tiempo que no como chocolate, que no tomo juguito Ades riquito, que no como galletitas de cereales... pobrecito yo!
Jiji!
Y por más que los escondo!!!!!

Flaca dijo...

Bueno he dejado notablemente de fumar... creo que eso es bueno, de hecho respiro mejor, camino mejor, en fin, cuesta arriba ya no estan terrible digamo... pero por otro lado adquirí otros vicios que sustituyen esa ausencia... menos malditos en todo caso.

Ahora con respecto al Chocolate aquél y lo demás, tampoco había pensado que pese a todo se siguen comiendo mi chocolate... Ahora es la Antonia.

Me acordé de todos cuando la escuché

Cuatro abuelos, cuatro vientos, cuatro caras, cuatro esquinas, cuatro amigos... 4 esquinas Nano Stern 4 esquinas tiene el mundo 4 abuelos te...