Alguna vez me cagué de risa imaginándome a Bip, fue cuando el Pelao Bori, en un ataque de histrionismo, entró a la pieza de la pensión donde vivíamos en Valparaíso y se las dió de Marcel Marceau, ja!. Movia su mano, intentando que nosotros creyeramos que se trataba de una mariposa, wea que nunca le resultó, pero gracia tampoco le faltó. Me acuerdo y me cago de risa. Bueno, resulta que ahora el maestro le podrá echar una manito al Pelao. Unas clases de "mimo" no le vendrían mal. Avecilla, aprende pa que me enseñes cuando nos toque vernos.
Que su descanso mantenga la magia del silencio. Así se comunicó él, sin palabras y mucho arte.
Recuérdenlo
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