Amigos queridos...

Ayer en la noche estaba en mi casa con la Antonia, habíamos vuelto recién de un paseo que tuvimos durante toda la tarde, en realidad había sido un Domingo particular; quería “tomarme el día con Andina”, porque al despertar me había dado cuenta que a mi auto (que había dejado afuera), le rompieron un vidrio y me robaron el neumático de repuesto... En fin, que más da dije yo, parece que tengo un neumático por ahí y el vidrio... bueno lo compraré. Así que pedí que me auxiliaran los pocos amigos hombres que tengo acá y que cachan pa poner algo provisorio, mientras el lunes arreglaba el pastel, entonces así como jugando dije: voy a hacer algo pa distraerme, no me interesa focalizarme en esta wea...

Tuve un lindo día con mi pequeña y cuando ya nos íbamos a “las pocas” como dice ella, me pongo a ver las noticias y veo que hubo un terrible accidente entre Argentina y Coyhaique una familia completa, fallecieron cuatro personas de siete, una verdadera tragedia, no habían muchos antecedentes, sólo que el accidente habría sido en Aldea Beleiro que está muy cerca de la frontera con Coyhaique, por el sector de Coyhaique alto, pensé que pena, que terrible, una familia completa y en mi pensamiento sólo una frase: Espero no conocer a nadie; Seguía pensando que lamentable, andar de paseo y terminar en eso. En seguida sonó mi celular y no mire el número, sólo contesté, era de mi trabajo, el accidente era de la familia de Carmencita, mi colega; ella me había pedido permiso unas semanas atrás para ir a Argentina, yo nunca pensé en ella cuando escuché el accidente, luego me llamaron todos: El Pepe, de un diario, todos los colegas, algunos amigos, en fin. La Carmen iba a ver a su familia me había pedido unos días a cuenta de vacaciones, me había contada su historia familiar y habíamos acordado el tema por su reemplazo y todo eso. El viernes hablamos por teléfono, me llamó de Argentina para pedirme un favorcito pequeño, que le giráramos unas lucas pa venirse y yo aproveché para decirle que quería tener una reunión urgente con ella a las 3 de la tarde en mi oficina. La Carmen no tenía idea que esa reunión era para ascenderla...
El Jueves pasado (días antes en realidad), me llegó la crisis vocacional, que luego se transformó en existencial y había decido renunciar al Hogar, en fin es muy largo de contar, hablé con mi Jefe y luego con mis colegas, son tan especiales mis colegas... hicimos un párele nos fuimos todos: Domingo, Mauro, Jorge, Alvaro, la Viviana y yo a otro lado, nos fuimos a las tres y no volvimos más hasta que sintieron que me estaban ayudando de verdad, (me acordé que lo mismo habíamos hecho una vez con la Alejandra cuando colapsó, nos llamamos, dejamos todo botado y nos fuimos, a una casita chiquitita que tenemos que es para hacer jornadas) y nada me escucharon, todos ellos me dijeron como veían el tema y que podía hacer, como me podían ayudar, en fin... son demasiados buenos amigos y compañeros y entre esas cosas algo fundamental era ascender a la Carmen, premiar su esfuerzo y que, a la vez, me ayudara a corregir otras situaciones que seguro, absolutamente seguro hubiesen tenido un favorable cambio gracias al compromiso de la Carmen.

No puedo creerlo chiquillos... de verdad, no puedo entenderlo...

El día viernes en medio de mis crisis existencial uno de mis colegas, el Alvaro, psicólogo de profesión, pastel a más no poder, me toma las manos, deja las suyas sobre las mías, el resto nos mira y me dice (no se si textual, pero lo más parecido posible), mira mis manos, míralas con toda tranquilidad, pasea por ellas, fíjate en los surcos, en sus detalles, siente mis manos, están descansando entre las tuyas y las tuyas están sosteniendo las mías, piensa en mis manos, estas manos son capaces de construir y también son capaces de destruir, yo puedo transformar siempre mis manos en un elemento para construir, pero muchas veces no puedo hacerlo solo, necesito de ti, necesito apoyar mis manos en las tuyas y saber que estas ahí para construir conmigo porque yo estoy ahí para construir contigo siempre y espero que tú estés conmigo para lo que yo pueda construir.

Amigos queridos antes de terminar esto porque de verdad lloro y lloro y no puedo dejar de hacerlo quiero que se pan que por sobre muchas cosas los quiero muchísimo, que son importantes en mi vida, que muchas cosas las he hecho por Uds. y con Uds. a lo mejor, aun sin que lo supieran, que tienen un gran espacio en mi alma, en mi mente y en mi corazón, que los extraño a veces furiosamente y que deseo sinceramente, que sean lo más felices que puedan alcanzar... Mis manos están siempre para sostener las suyas, yo he sentido que muchos de Uds. Han sostenido las mías, Gracias desde el alma.

Carmencita, querida amiga mía, querida compañera, te extrañaré mucho, muchísimo; Te recordaré mucho también, será difícil tu partida para todos... por el momento sólo me la explicaré porque siento firmemente que tus manos sostienen las mías (y las de muchos más sin duda), para seguir en esto, en lo que queremos y creemos.